Al reflexionar sobre el derecho natural hemos visto la necesidad de definir qué es lo natural, y en qué consiste la naturaleza del ser humano. Nos hemos dado cuenta de lo inconveniente de conceptualizar la naturaleza humana de acuerdo al comportamiento del hombre primitivo.
Tenemos que renunciar entonces a formular una ética que tome como modelo grupos humanos nómadas, que vivían de la caza y la recolección de frutos silvestres, y que mantenían relaciones sexuales entre sí en forma descontrolada.
Lo que caracteriza al ser humano es su cualidad de ser racional. Éste, aunque es producto de la naturaleza, escapa al comportamiento animal instintivo y predecible, para transformar la naturaleza de acuerdo a sus fines.
El hombre es un ser natural y artificial. Natural por que es producto de la naturaleza, y artificial por que actúa de acuerdo a fines y medios que no pueden ser reducidos a tendencias biológicas fijas.
Si la naturaleza del hombre es ser artificial, no tiene sentido encarcelarlo dentro de una ética que se base en una supuesta naturaleza primigenia y salvaje. No tiene sentido entonces hablar de una ética natural, o de un derecho natural; estos deben de ser ante todo racionales.
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