No es pecado ser marica.
A algunos les causará sorpresa, pero es una afirmación 100% católica. ¿Cómo es eso? Las tendencias viciosas no constituyen en sí un pecado si no se ejecuta el acto pecaminoso. El homosexual es como el enfermo alcohólico, que no peca hasta que recae en el vicio dañándose a él mismo y a otros. La Iglesia reconoce también que somos pecadores, y que podemos caer en la tentación y no nos condena por ello. El homosexual que tiene una relación sexual con otro hombre está en una situación similar al heterosexual que fornica teniendo sexo fuera del matrimonio. Lo que la Iglesia le recomienda a las personas que tienen tendencias homosexuales es la castidad, y se muestra comprensiva y llena de cuidado pastoral para los que caen en pecado.
¿De dónde viene entonces esa acusación de "homofobia" que tan reiteradamente le escuchamos a los progres?
No tiene fundamento alguno más que en el prejuicio y el odio anticristianos. La Iglesia no odia ni le tiene fobia a los homosexuales; es más, muchos curas son homosexuales, como hipócritamente denuncian también los que odian a la Iglesia. Solo que el pogre, como es muy torpe, no se pone a pensar en lo inconsistentes que son sus denuncias. ¿A que viene la arrechera y el afectado disgusto del progre? Pues simplemente que, aunque la Iglesia es muy comprensiva y pastoral con los pecadores, no le tiembla la voz para denunciar el pecado. Y lo que precisamente tratan de hacer estos señores que odian a la Iglesia, es institucionalizar el pecado, con el único propósito de sacarle canas verdes a la Iglesia, a los cristianos, y a todas las personas decentes. No es cierto que quieran beneficiar a las "minorías oprimidas".
Esto se ve claramente en la cuestión del "matrimonio homosexual", concepto absurdo y disparatado por donde se le vea. Aquí en Honduras he escuchado por los medios declaraciones de homosexuales que declaran abiertamente que no les interesa que se legalicen los matrimonios homosexuales, que consideran que el matrimonio es una institución heterosexual a la que no se sienten atraídos. Y es que no hay que ser muy inteligente para darse cuenta que el matrimonio es una institución heterosexual, querer afirmar lo contrario es querer hacer una cuadratura de círculo. Las instituciones homosexuales que piden el matrimonio no son representativas de la comunidad gay, son tan falsas como el comunista que desde la comodidad de un escritorio, y sin tener contacto con personas humildes, dice representar "a los pobres", pero resulta que los pobres no lo conocen a él.
El abogado Juan Manuel Prada lo expone mejor que yo:
Quien quiera acceder a los beneficios del matrimonio no tiene más que pasar por el juzgado y sellar un compromiso. Otro caso distinto es el de las parejas homosexuales, a quienes la ley no brinda la alternativa del matrimonio. Matrimonio, si las etimologías no me fallan, viene del latín «mater», madre, y de «moneo», preparar. Un matrimonio, según lo entendían los romanos, se puede definir como una antesala de la maternidad; Gayo nos habla en sus «Instituciones» de esta función primordial que, evidentemente, una pareja de homosexuales no puede desempeñar. Hablar de «matrimonio homosexual» constituye un oxímoron bastante disparatado.
Ya en España se ha aprobado una ley que pretende ratificar este disparate. Y claro, hay un montón de pendejos aplaudiendo. Valdría la pena que se detuvieran un momento a meditar y leyeran este comentario de un español de simpatías progres, pero que se da cuenta que estas medidas del gobierno español no son más que una tapadera para no hacerle frente a los verdaderos problemas. Dice:
No es que esté mal legalizar el matrimonio gay o la eutanasia, pero esas medidas se supone que son parte del lote de un programa de izquierdas y no el eje central de una política. La sociedad española no está clamando ansiosa por esos avances legales o clama antes por otros más sociales. Y en ese sentido hay que preguntar al Gobierno si se van a hacer esas reformas a base del copago de la Sanidad Pública que vuelve a lanzarse hoy como globo sonda, pues mal progresismo sería el que desnuda a un santo por vestir a otro.
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