No deja de sorprenderme la simpleza de los que piensan que citando un versículo bíblico han comprobado su punto. Y ahora que tenemos a pastores de sectas evangélicas incursionando en política, es de lo más fácil buscar un texto que apoye sus pretensiones, ya que con la Biblia en mano se puede apoyar casi cualquier idea, por aberrante que sea; solo hace falta tener un poco de imaginación con el arte de la hermeneutica. Tal es el caso del pastor Simonson, del "Ministerio Palabra Revelada", que justifica la participación de ministros religiosos en política, ya que "Dios es político". ¿Cómo lo prueba? Fácil, cita Isaías 33:22 en el que dice que "Dios es nuestro juez, nuestro legislador y es nuestro rey".
"Cuántos poderes encontramos allí. Si es nuestro juez, se refiere al Poder Judicial; si es nuestro legislador, el Poder Legislativo; si es nuestro rey; el Poder Ejecutivo. El que inventó la política no fue el hombre, el que inventó la política fue Dios".
[La Tribuna. 14/03/05]
Un aplauso para este hombre. Solo que no se dio cuenta de lo desafortunada que resulta su justificación bíblica, ya que sugiere un gobierno de estilo teocrático en el que los mandatos divinos se cumplen como leyes del Estado. Y digo que es desafortunada por que es fácil darse cuenta de los efectos adversos que ha tenido combinar la religión fundamentalista con la política en los Estados musulmanes. Pero no hace falta poner el ejemplo de los países musulmanes para darse cuenta de lo peligroso que resulta mezclar la religión con la política. Los sectarios evangélicos también sufrieron no hace mucho la discriminación de un Estado que en la práctica imponía elementos confesionales católicos; por eso, cuando eran una pequeña minoría, los evangélicos y protestantes estaban a favor del concepto de que el Estado debe ser imparcial en lo que a cuestiones religiosas se refiere, ya que no había manera de enfrentarse políticamente a las huestes católicas. La situación era mucho más difícil antes del Concilio Vaticano II, ya que la actitud católica hacia las sectas protestantes era de confrontación total, afirmando que "los errores religiosos no tienen derechos".
Ya tenemos el caso de pastores protestantes que fueron elegidos en las elecciones internas, particularmente del movimiento "Trabajo y Seguridad" de Porfirio "Pepe" Lobo, y ello a pesar de que está prohibido por la Constitución que los ministros religiosos aspiren a cargos de elección popular; pero aquí la Constitución se la pasan por el forro los políticos cuando lo estimen conveniente. El mismo Pepe, si fuera por la Constitución, no debería haber llegado a candidato del Partido Nacional, pero como así son las cosas en este país de Honduras...
Pues bien, tenemos el caso de Mario Tomás Barahona, pastor del "Ministerio Mi Viña" y candidato a diputado por Pepe Lobo, que se ha dedicado a justificar teológicamente la pena de muerte. Y para ello no duda en acudir al infame pasaje de Romanos 13, que dice que "toda autoridad ha sido establecida de parte de Dios, y que por lo tanto todos debemos someternos a ellas". Con este pasaje se puede justificar cualquier gobierno, por despótico que sea. Solo que estos sectarios agregan ideas de su propia cosecha, ya que no creen que los gobiernos de izquierda sean instituidos por Dios, sino por el diablo.
Así que las implicaciones de este pasaje son simples: si las autoridades políticas deciden respaldar la pena de muerte, implementar paquetazos económicos, tratados de libre comercio, etc.; cuentan con el beneplácito de Dios, ya que él mismo los eligió, no fue el pueblo. Aunque claro, esto no aplica para los gobiernos izquierdosos.
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