Que bonita manera han hallado los políticos para pasarse la democracia por el forro. Con la que excusa de que es necesaria la secretividad al negociar los tratados comerciales, no se le informa al pueblo de lo que se negocia, y ya cuando esta negociado tampoco existe el interés para darlo a conocer.
La manera como fue aprobado el CAFTA en Honduras es otra burla al pueblo y la democracia: se les pide a los ciudadanos el voto, pero no se les informa a la hora de tomar desiciones que nos afectan a todos, y que nos afectan a largo plazo. Se puede objetar que el estilo de democracia que tenemos es representativa y que los honorables diputados representan al pueblo. Pero yo digo que a mí no me representan, a pesar de que le dí el voto a Maduro, de lo cual me arrepiento. Si estos señores representaran al pueblo no tendrían necesidad de esconder información.
Llega a tal extremo la arrogancia del presidente Maduro que ha acusado tranquilamente de ignorantes a todos los que se han opuesto al CAFTA. Ya vemos el burdo razonamiento propia de las dictaduras: "Nosotros tenemos la razón, y si usted está en desacuerdo está equivocado". Ahí acaba el diálogo. Actitud ésta totalmente distinta de la que anunció el presidente al principio de su campaña de Maduro escucha.
La manera súbita en que fue aprobado este tratado es el estilo al que nos tienen acostumbrados los honorables señores diputados. Se anunció una sesión el jueves pasado para discutir el aumento salarial a los empleados públicos y resultó más bien que se estaba aprobando el CAFTA, a pesar de que habían prometido discutirlo con la organismos de la sociedad civil el próximo martes. No lo aprobaron a medianoche por que los del Bloque Popular los tenían bien vigilados; pero de nada les sirvió, por que al entrar estos por la fuerza al Congreso los diputados se trasladaron rápidamente al salón Ramón Rosa a aprobar el Tratado. Es una lástima que los honorables diputados no pongan esa misma diligencia para defender los intereses del pueblo.
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