En una entrada de su blog, el autor mutualista Kevin Carson nota el sesgo anti-obrero de ciertos individuos de ideología libertaria:
Dejando por el momento la cuestión de que rol jugarían los sindicatos en un mercado libre, y si la actual intervención estatal está más del lado de los sindicatos o de los empleadores; desde un nivel puramente emocional, ¿Por qué tantas personas que se llaman a sí mismas libertarias, cuando de relaciones laborales se trata, se convierten en autoritarios de tipo A? En una reciente línea de comentarios, Jeremy, de Social Memory Complex llamó mi atención a una discusión de un foro a este artículo: "Orgulloso de ser un obrero de reemplazo." Te abre los ojos.
Incluso cuando el comportamiento maximizador de utilidad de los obreros y empleadores es exactamente el mismo, los anarco-autoritarios reaccionan ante tal comportamiento con una ira visceral; por otro lado, ellos reaccionan ante tal comportamiento por parte de un obrero con una mirada de desaprobación y un suave: "si no te gusta, busca otro trabajo." Pruébalo por tí mismo. Ve a un típico foro libertario y quéjate de las condiciones en qué trabajas, y ve cuanto te toma recibir la siguiente amonestación de "buscar en otra parte." Luego trata de quejarte acerca de la pereza de la gente donde trabajas, y espera todas las conmiseraciones acerca de "lo díficil que es conseguir buena ayuda en estos días."
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