El autor mutualista Kevin Carson es un fuerte crítico de lo que él denomina "libertarianismo vulgar". Según Carson, en un verdadero mercado libre -en el que no exista ningún tipo de intervención estatal- no existirían grandes empresas, los trabajadores no se verían tan urgidos a trabajar por un salario y optarían por formar cooperativas.
El libertarianismo vulgar, en su afán por defender el "libre mercado" hace una apología de las grandes corporaciones sin caer en la cuenta de que estas no existirían sino fuera por el apoyo estatal. Para defender su tesis, Carson señala que: las tasas de interés activas están infladas debido a las restricciones estatales al mercado de capitales, lo que produce una sobrevaloración del capital con respecto al trabajo; y que la tenencia de tierras sin usufructuar por parte de los terratenientes aumenta artificialmente el valor del producto marginal de las que sí son usufructuadas, y además produce una migración del campo a la ciudad, lo que también presiona los salarios urbanos hacia la baja. Eliminando estas restricciones estatales, los trabajadores tendrían mayor poder de negociación, por lo que no podrían ser explotados por los capitalistas.
Carson defiende la tesis de la justicia mutualista que establece un derecho de propiedad sobre la tierra en base al trabajo, a semejanza de la doctrina lockeana, pero este derecho de propiedad se pierde con la falta de usufructo. Además señala que los grandes terratenientes obtuvieron la tierra no por medio del trabajo, sino por concesiones arbitrarias del Estado.
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