- Si tiene una idea que divulgar, manténgala presente incesantemente. No deje de hablar sobre ella (o de publicarla) sistemática y persistentemente.
- Como principio general evite los argumentos. No admita que existe otra parte contraria; y en todos sus enunciados evite escrupulosamente despertar la reflexión o ideas asociadas, excepto aquellas que le sean favorables. Reserve los argumentos para la pequeña clase de personas que se guía por los procesos lógicos...
- En todas las formas posibles relacione la idea que se desea divulgar con los deseos reconocidos de la audiencia. Recuerde que en la mayoría de los casos los deseos, más que la lógica, son la base para la aceptación.
- Proponga claramente los enunciados y en un lenguaje tal que la audiencia pueda repetirlos en su pensamiento sin necesidad de transformarlos.
- Use enunciados directos solamente cuando esté seguro de haber establecido una plataforma de aceptación; de lo contrario utilice enunciados indirectos, insinuaciones e implicaciones. Use los enunciados directos de tal forma que la audiencia se dirija a aceptarlos, pero no lo suficiente para que reflexione sobre ellos.
- Para obtener resultados eventualmente permanentes dirija su propaganda a los niños; mézclela con la pedagogía.
- Oculte el hecho de que usted es un solicitante particular. Haga que su propaganda aparezca como si emanara de una fuente imparcial. Ubique su material, en lo posible, dentro de las columnas periodísticas, porque son anónimas. Si esto no es posible inclúyalo en el discurso de otra persona (un ministro religioso, un profesor) quien aparecerá sin compromisos y quien se da crédito por su sinceridad. Tanto como sea posible esconda el nombre de los verdaderos interesados en respaldar su campaña
- Siempre que sea posible hable en generalidades. La gente puede diferir sobre los detalles de un programa, aun cuando esté de acuerdo con sus objetivos generales
- Obtenga adhesión y testimonio de personas que disfruten de respeto general y de sus propios seguidores. Si el bien remunerado Presidente de Amalgamated Widget Corporation o el eminente Senador Sounder dicen que el programa es bueno y que 'debe recabar el apoyo de todos los compatriotas y ciudadanos de recto pensamiento', entonces ¿quién es don 'señor Promedio' para decir que no?
- En cuanto sus oponentes ofrezcan un serio reto, despístelos. Traiga a colación algún punto irrelevante que confunda el asunto, algo así como que el líder contrario tiene un tío capitalista, o comunista, o delincuente, o algo semejante y oprobioso ante los ojos de sus seguidores.
- Ponga 'pan y circo' ante sus acólitos y olvidarán si sostiene o no un buen punto. Un buen espectáculo es mejor que una buena lógica.
- Ataque a su oponente y ridiculice su programa antes que él lo ataque a usted. Póngalo a la defensiva. Sin embargo, nunca de la sensación de estar jugando sucio. Insista siempre que los otros comenzaron si usted cae en alguna falta.
Referencia:
Principios del 1 al 6: Knight Dunlap. Civilized Life. 1935. Citado por Robert L. Sutherland et al. Op. cit., p. 532.
Principios del 7 al 12: Sutherland et al. Introductory Sociology. 1952 p. 532.
Tomado del libro: El Ojo Santo. Julio Escoto. 1990. Editorial Universitaria.
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