Kevin Carson hace una argumentación socialista a favor del libre mercado. Él cree que en un verdadero mercado libre no habría grandes corporaciones. Éstas existen en la actualidad debido a diferentes tipos de intervención estatal, entre las que cabe destacar: el monopolio sobre la tierra, el monopolio sobre el capital, las barreras arancelarias, las patentes, y el subsidio sobre el transporte.
En el monopolio sobre la tierra, hay propiedades que fueron concedidas por el Estado que ni siquiera tienen una justificación lockeana; pero aunque la tuvieran, no sería justo que haya tierras ociosas cuando hay campesinos dispuestos a trabajarlas. Si se permitiera a las personas trabajar las tierras ociosas, habría menos emigración del campo a la ciudad, aumentando así los salarios urbanos, haciendo más difícil obtener rentas sobre el capital.
En el monopolio sobre el capital, la destrucción a las actuales barreras a la oferta de crédito provocaría una caída de la tasa de interés que le haría más fácil auto-emplearse a los trabajadores. Esto produciría una disminución de la oferta de mano de obra para los capitalistas, lo que conduciría a un aumento de los salarios, presionando hacia abajo sobre las rentas de capital.
El mismo efecto adverso para el capital y favorable para los trabajadores, produciría la eliminación de las barreras arancelarias, las patentes y los subsidios sobre el transporte, que en la actualidad le permite a las grandes corporaciones externalizar gran parte de sus costos y obtener rentas monopolísticas.
Sin embargo, el orden que hay que seguir para desmantelar la intervención estatal es muy importante: hay que cortar los subsidios de arriba a abajo, y los impuestos de abajo hacia arriba; de lo contrario disminuiríamos el poder de negociación de los trabajadores en vez de aumentarlo, lo que los haría presa fácil de la explotación capitalista.
El poder de negociación está de parte de los trabajadores cuando los empleadores andan detrás de los empleados, y está a favor de los patronos cuando los empleos son los que andan en busca de empleadores. Esta última situación produce que no se le compense a los trabajadores el costo subjetivo de tener que alquilar su fuerza de trabajo. En esto consiste la explotación.
El resultado final buscado, sin embargo, no es de una igualación de los ingresos de todos los trabajadores, ya que los trabajos tienen diferentes costos subjetivos, por lo que es de esperar que los trabajos calificados que requieran de mayor preparación obtengan mayores ingresos. Pero esto no va en contra del ideal socialista cuya idea de equidad es que "se le de a cada uno según su trabajo".
El escenario final de trabajadores que trabajan por su propia cuenta -ya sea en cooperativas o en sociedades anónimas en el que cada trabajador tiene parte de las ganancias- es estable, ya que se le haría muy difícil a los aspirantes a capitalistas el lucrarse con el trabajo ajeno, cuando la mayoría de los trabajadores están auto-empleados y la oferta de crédito es abundante.
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