Más de alguna vez he visto a alguien que compra una gaseosa, pero que luego, al no tener deseos de seguírsela tomando, se la toma de todos modos. El razonamiento que se ofrece es que "sería un 'desperdicio' si no se la tomaran", "que no hay que botar el pisto". Un compañero de la universidad me comentaba que eso sería un "mal uso de los recursos escasos". Hay madres que le dicen a sus hijos, cuando no se comen toda la comida, que "hay niños en África que se mueren de hambre" y que "sería una ofensa para ellos no comerse toda la comida". Esta manera de pensar es estúpida. Atragantarse con algo que uno no quiere no le hace rendir más el dinero ni le produce más satisfacción; que es a fin de cuentas la razón por la cual uno consume bienes y servicios: para satisfacer una necesidad o gusto.
Soy un asiduo cliente de restaurantes de comidas rápidas, y noto que estos establecimientos ofrecen para beber más que todo gaseosas, que no son bebidas muy nutritivas ni beneficiosas para la salud que digamos, pero que vienen incluidas en los combos. Abundan los lugares en que lo hacen sentir culpable a uno si no pide una gaseosa; y es legión la cantidad de pendejos que no saben tomar otra cosa en el almuerzo. Y no solamente se conforman con dañarse la salud ellos solos, sino que también se complacen en enseñarles malos hábitos a sus hijos. Lo que me hacen gracia es que los ingenuos creen que miman y cuidan a sus hijos comprándoles comidas y bebidas basuras.
El otro día vi a una madre que le daba "coca" a su pequeño que le pedía agua con insistencia, lo que me parecía una ineptitud de la madre (que por cierto, coqueteaba conmigo, pero no le hice caso por qué me molestó su actitud estúpida). Esta madre no entendía que el agua es más saludable que una "coca", y más barata; además de que no hay necesidad de volver adictos a los niños a estas bebidas a temprana edad, la presión social y la publicidad intensiva de saturación se encargará de hacerlo en pocos años. Pero comprendo que este tipo de razonamientos resulta demasiado elevado para personas que no tienen tiempo para pensar con sentido crítico. Me resulta curiosa la insistencia de las madres de que sus hijos se coman todo lo que está en el plato, a pesar de que los alimentos que les ofrecen puede que no sean sanos y con un alto contenido calórico. Y aún piensan que les están haciendo un bien al obligarlos a hartarse más de la cuenta. Son gente indolente que les enseñan a sus hijos a ser consumidores ineptos, tontos útiles a un sistema que promueve el consumismo.
En vista de los malos hábitos alimenticios de la población, parecería razonable que un Estado que se preocupe por la salud de los ciudadanos emprendiera campañas de concientización para recomendarle a la población que consuma alimentos sanos y desechen la comida con poco contenido nutritivo y con alto contenido de calorías. Se le podría recomendar a la gente que en vez de "coca" consuma algún jugo de fruta. Pero es claro que eso no va a suceder, los Estados no van a enfrentarse a los monstruos de las grandes compañías transnacionales; además estas le hacen un gran favor a la sociedad al ofrecer empleo. Parece que el sistema económico en que estamos inmersos no está hecho para favorecer la salud de las grandes mayorías, a pesar de la retórica de la propaganda a favor de la democracia que nos escupen.
Así es que le recomiendo que la próxima vez que usted esté hartándose, trate de no excederse cuando le sobre algo de comida; y si va a un restaurante de comida rápida, tenga cuidado con los combos, que parecen ser buenas ofertas, pero que nos ofrecen más alimento del que necesitamos.
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